El presidente electo de Argentina advierte de que la situación es crítica y necesita cambios drásticos y urgentes. “No hay lugar para la tibieza”, advierte
Entre aplausos y vítores, el presidente electo de Argentina, Javier Milei, salió al escenario pasadas las diez de la noche, donde lo esperaba su hermana Karina, El Jefe. “Buenas noches a todos los argentinos de bien”, arrancó, “hoy comienza la reconstrucción de Argentina”. No será un trabajo fácil, anticipó el referente de La Libertad Avanza, sino que requerirá cambios drásticos y urgentes. Sabe que parte de la población resistirá esos cambios, pero advirtió que será implacable contra las protestas violentas.
“Ar-gen-tina, Ar-gen-tina”, interrumpieron su discurso los presentes en el búnker electoral, situado en un céntrico hotel de Buenos Aires. El ultraderechista ha arrasado con el 56% de los votos a su rival, el peronista Sergio Massa.
“Hoy es una noche histórica para la Argentina. Gracias a los que vienen trabajando hace dos años para lograr el milagro de tener un presidente liberal libertario”, dijo este economista que en 2021 saltó a la política desde los platós de televisión donde se había hecho popular por sus ataques furibundos al Gobierno y al Banco Central. Entendió como nadie el hartazgo de los argentinos por sufrir la enésima crisis económica y sus propuestas radicales para salir de ella lo han catapultado este domingo a la Presidencia de Argentina.
Milei subrayó que bajo su gobierno Argentina cumplirá a rajatabla los compromisos que ha tomado, respetará la propiedad privada y el comercio libre. “El modelo de la decadencia ha llegado a su fin, no hay vuelta atrás”, dijo en referencia al kirchnerismo, que ha gobernado 16 de los últimos 20 años. El presidente electo acusó a sus predecesores de haber hecho que Argentina pasase de ser uno de los países más ricos del mundo a ocupar hoy el puesto 130, con un 40% de su población sumida en la pobreza.
“Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”, lo arengaba el público.
La fiesta había comenzado dos horas antes, cuando Massa reconoció su derrota y felicitó a Milei. Los simpatizantes de Milei comenzaron a abrazarse y saltar en círculo, felices y aún incrédulos.
Milei agradeció la colaboración del expresidente Mauricio Macri y de su candidata por Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, por el apoyo explícito dado a su candidatura y la ayuda prestada para fiscalizar las mesas. Falta por ver cuál será la colaboración que establecerán cuando forme Gobierno, ya que La Libertad Avanza tendrá minoría en las dos cámaras parlamentarias y necesitará alianzas para sacar adelante las leyes con las que quiere cambiar el país.
Para lograrlo, Milei tendió la mano “a todos los que quieran sumarse a la nueva Argentina” y lanzó una dura advertencia para aquellos que ofrezcan resistencia: “Dentro de la ley todo, fuera de la ley nada. En esta nueva Argentina no hay lugar para los violentos. Vamos a ser implacables con aquellos que quieran usar la fuerza para mantener sus privilegios”.
El líder ultraderechista dejó claro que los cambios comenzarán en cuanto asuma, el próximo 10 de diciembre. “La situación de Argentina es crítica. Los cambios que nuestro país necesita son drásticos, no hay lugar para el gradualismo, no hay lugar para la tibieza, no hay lugar para las medias tintas”. Milei advirtió que si Argentina no pone en marcha medidas inmediatas se encamina a la peor crisis de su historia.
El presidente electo se despidió con la frase que ha repetido una y otra vez a lo largo de toda su campaña. “Viva la libertad, carajo”. Desde el escenario del interior del búnker, el economista se fue a festejar y saludar a los miles de simpatizantes que lo esperaban, eufóricos, en la calle.
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